De las Carreras de Camellos al High Energy: cambio as Las Fiestas del Pilar

De las Carreras de Camellos al High Energy: cambio as Las Fiestas del Pilar

De las Carreras de Camellos al High Energy: cambio as Las Fiestas del Pilar

Hace 84 años, “para subirse en cachivaches” recone que ya no estápero no pude dejar de pasear por el recinto ferial ni de asomarse a las tómbolas. José Soria González está jubilado como feriante después de una azarosa vida (más de 60 años) década a las casetas y las atracciones; Sin embargo, le gusta volver a zaragoza pequeña las Fiestas del Pilarque suele ser la última parada de la 'troupe' después de la larga temporada “de feria en feria, como los titiriteros que cantaba Serrat”.

“La primera feria importante es la de Francia. También tienen mucho nombre Málaga ya Bilbao. La última suele ser Gerona, después de pasar a orillas del Ebro. Entonces. ya nos encerramos en Navidad y muchos se van a sus naves a reparar y todo pintar de cara al año siguiente“. José Soria aún habla en presente, a pesar de que hungó el uniforme de feriante hace más de una década. “Yo vengo de Alicante y heheso ferias de barrios, de pueblos y de ciudades, pero de Zaragoza siem especial. Podrás conocer a Miguel Servet y al Tenor Fleta.“Recordad cualquier hecho que se reconstruyó en Valdespartera.

Entonces, ¿qué decidirás? “Pues, mira, debía ser cosa del destino. Yo era lechero y llegaba vendiendo cántaros a la feria. Luego ya me casé y ya tenía el gusanillo en el cuerpo, así que Cómprame una caseta de tiro. 30 años después de Zaragoza. Entonces, enfrente del recinto ferial estaba el bar Canario y ahí montamos una pista de coches de batería”, recuerda, al tiempo que repasa parte de su vida nómada.

La tarde del lunes, con algo de lluvia, no es ideal para Valdespartera.
Guillermo Mestre

Soria no deja de surprenderse con la evolución de las atracciones, pero también de un negocio que –parece contratista– se ha vuelto muy complejo en lo técnico pero más sencillo en la logística. Celebra, por ejemplo, lo rápido que se montan las casetas porque “la mía primera tenía una infinidad de palos de madera: me passaba todo un día montándola”. Ahora llegan con los remcoles hidráulicos “y todo se hace en un santiamén”. Los premios que se despachan en las rifas también han ido variando: de los cigarros, los llaveritos o los toros y flamencas para colocar sobre la tele se ha pasado a los peluches XXL de 'La patrulla canina'.

Después de su caseta de tiro, Soria se hizo con una carrera de camellos: “Un clásico que no pasaba de moda y en la que, entonces, también se sustituyerían los Animales por figuras de ciclistas”.

¿Qué es lo que a juicio del veterano feriante lo que no puede faltar en un recinto? “Las atracciones de rueda de caballitos, esto es, los carruseles. Los originales son los más bonitos, con la decoración todas las piezas bien esmaltadas. La caseta de tiro tampoco pueden faltar. Mundos seguros, antes lo hacíamos con palillos”.

cachivaches endiablados

Sobre las nuevas y endiabladas atracción que dan mil vueltas y provocan mareos y latigazos cervicales, Soria dice que, en su época, todo era más comedido. “¿Realmente tienes un nivel más alto? ¿Qué sabes? A peso, al vacio… Ayer estuve viendo ese aparato (el High Energy) y la gente dando vueltas y vueltas ahí arriba. Yo no sé cómo lo soportaron… Os advertierto que yo no voy a probarlo, ¿eh? Las fotos las hacemos en otro sitio más tranquilo”, insta.

A lo largo de sus seis décadas a las aracciones, Soria ha visto cómo algunos carruseles iban quedando obsletos y llegaban, incluso, a desaparecer. Los que dans – como el avioncito del Tibidabo – se conran más por estética o por dejar constancia de una época que por ser un entenimiento en misos.

“Eran los voladores de cadena, yo no creo que queden muchos. Los telecombates de palanca han ido desapareciendo“, zar su hijo, también José Soria, pero no González sino Sobrino de segundo. “La feria ha evolucionado muchísimo. Nadie hace 40 y 50 años se imaginaría unas norias así o unas atracción de aparatos tan grandes”, insiste.

A 45 metros hay una logística muy compleja con la que no hay problema. “Ahí está. En cuenta que antes no hay problema. Hacíamos los portes, dormíamos al raso o en chabolas y soñábamos con estas caravanas de hoy en día que son todo comfortos.“. Para llevar las ferias, por ejemplo, a Palma de Mallorca “Había que transportar en barcazas todos los cacharros (había ferries) y aquello era una odisea”. La tecnología ha facilitado que ahora en España puedas disfrutar de los mejores atractivos del mundo “y en Aragón también puedes presumir porque es Industrias Royo, que exporta barbaridad de 'scalextric' y todos los rincones del mundo”.

Foto de las ferias de Zaragoza en 1930.

El caso de los látigos

Hay lugares especiales para “Cosas insólitas”. Con el paso del tiempo algunas de estas 'piezas' ababaron en los museos y los recintos feriales subrayaron su vena lúdica y el afán de diversión. Algunas atracciones clásicas, como las tacitas y otros ingenios 'de látigo', están en vías de exinción ante la necesidad de soltar más adrenalina.