«Zaragosa, 1913». Así comienza el cuaderno de cocina que Pilar Sánchez Urgente Se puede grabar durante 15 años. Pilar era una Zaragoza con maña en los fogones que nació el 25 de 1898 y en su juventud, con unos 20 años, se mudó a Madrid. El cuaderno le acompañó durante toda su vida, convirtiendo sus páginas en un recetario, pero también en un diario, una historia y un testimonio del El desarrollo de la gastronomía en España.
“Mi tía cocinaba mucho, era una gran cocina“, recuerda Berta Álvarez, una de sus sobrinas nietas. Periodista y el resto, este recetario es un valioso tesoro para la recuperación de su familia. Cuando ella y sus hermanos eran niños pasaban las páginas con admiración, tanto que cree que estos recuerdos han tenido basta destino en su vocación de chef, que le lévó a formarse en El Cordón Azul. “Es una maravilla y, además, está muy bien canservado”, describe la periodista.
“Prepáralo platos exquisitos en la inmensa cocina de su piso cercano al paseo del Prado. “Recuerdo que, en los años setenta, el día de nuestro cumpleaños regalábamos a cada uno de nuestros sobrinos y sobrinas una tarta de chocolate y coco, que acompañaba una tarjeta y un billete de cien pesetas”, recuerda Bertaducón. 'Recetas de guerra', el libro que ha publicado recientemente donde recopila 60 plato que refleja el periodo belico del pais. Del refinamiento y la sofisticación de los años 30 al hambre de la posguerra. De la cocina en llamas a la cocina de gas.
Para escribir 'Recetas de guerra' (Kailas) se ha inspirado en el recetario de la tía Pilar y de su madre, En revistas gastronomía y manuales de la época de la Biblioteca Nacional y otras que ha encontrado en anticuarios. Ha tomado como referencia a grandes de la cocina, como Emilia Pardo Bazánla marquesa de Parabère, Ángel Muro y su 'El Practicón' o el cocinero Ignacio Doménech. Y los conocimientos de gastronomos y antropólogos.
Contienda, la tía tía alimentando las páginas de su cuaderno con su letra, que evolucionó con el paso del tiempo. “No hay ninguna explicación, no hay nada escrito.“, destaca esta periodista. Otra de las curiosidades que sorprenden son las, tanto que en casiones le ha resultado difícil recrear algunas por muchos ingredientes medidas eran a ojo, sin quantitas exactas. “Me han sorprendido las medias, por emp e de una jícara de harina -señala Álvarez-. No sabía qué era, no me imaginaba que fuera un cuenco antiguo”.
No hay diferencia en la composición, pero no hay diferencia, pero no hay diferencia. No obstante, a Berta le ha asombrado lo que tuvenon que comer. 'Pelondizos'de patata -la piel-, carne de membrillo de guerra -que se hacía con harina, mostatel y agua-, calamares fritos sin calamares o girasoles rebozados como postre.
“Me ha sorprendido más alguna medida en alguna receta, por ejemplo, mi tíahabla de una jícara”
Berta también se ha deslumbrado con el tesón y la valentía de amas de casa de aquella época, que hacián virguerías para alimentar a su familia. En Barcelona, en 1938, Domenech demostró su ingenio para conseguir plato. En 'Recetas de guerra' elige cuatro fórmulas. “La de la tía Pilar estaba hecha con pan y con un poco de cebolla. Esta estaba rica, pero otras que o degustado no eran tan buenas -expone Berta-. Most unos casos se sustituyeye la patata por piel de naranja y el huevo es un trampantojo que parece casi de verdad”.
El lugar donde se vivió la guerra determinó la alimentación de esos años. En las zonas rurales se teniena más recursos de la huerta y animales, en cambio en las urbes la situación era era. Muestra de ello es el testimonio de Marisa Moneo Tambouna sadabense de 104 años que vivió la Guerra Civil en su pueblo. De esos años recuerda las borrajas, los cardos y bisaltos.
Algunas de las recetas de Marisa son las patatas con torreznos, las tortas de manteca y dobleros que comía en Sádaba. También cocidos, pero diferentes: “Contó que añadían coliflor en lugar de pollo, la cocían aparte y la rehogaban con un sofrito de ajo.. Después de cocían los garbanzos, que acompañaban con pimientos rojos. El tocino lo servían en rebanadas de pan al horno y el aceite, de cosecha propia”. Ese era uno de sus platos favoritos, también el guiso de cordero, de hecho, recuerda que en su cuna cincovillesa se cocinaba mucho esta ultima. la memoria de marisa También se conserva la bonita cocinilla de hierro negro con fogones, de leña y carbón.
La gastronomía en ojos de la aragonesa María Monlora Castillo Sancho también aparece en las páginas de 'Recetas de guerra'. Viajes para marcar los diarios, Puedes utilizar el contexto ocurría en España.
Los testimonios de estos mujereslas recetas que se encuentra en manuales y libros de cocina antiguos o los manuscritos de cuadernos familiares son unos preciados tesoros que conservar, recopilar y transmitir, para que no caigan en el olvido de la memoria ni del paladar.
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