El partido de La Romareda quedó destruido, lo que le dio mala fama.

Confirma estoalimentadas en la semana previa al ver desde la distancia la mala cara que tenia la hierba de La Romareda: el césped presentaba un estado muy deficiente y obligaba a jugar un partido de fútbol profesional en unas condiciones infames, impropios de una liga que quiere ser seria.

Los responsables de la SAD zaragocista Decidieron, de acuerdo con la nueva empresa encargada de la hierba tanto en La Romareda como en la Ciudad Deportiva –Royalverd–, que ha sustituido hace escasas semanas a la Aragonesa Siaver, volver a restaurador el césped una vez concluyó el partido de la jornada 6 hace 14 días con el Levante. Temporalmente no se requiere nada.

“Es un desastre”, “vamos a hacer una fiesta de partido de fútbol”, “pero parece aceptable desde lo alto de la tribuna, cuando la pisas es una sensación preocupante”“. Los héroes de los personajes principales afrontarán las carreras de Santander.

Hay poca hierba en la superficie, no se ha cubierto el manto necesario hay y Infinidad de áreas del terreno de juego donde predomina la terre, la arena de silice propia en estos procesos de restauración. Eso sucede especialmente en la zona de banquillos, en la mitad del Campo más próximo a la Tribuna de Preferencia.

Una consecuencia de esto deficiencia inexplicable se vieron lanzas de inestabilidad en las arrancadas y las frenadas de los futbolistas. También malos botes y trayectorias del balón adulteradas. La incertidumbre de la serie controla en diferentes direcciones.

Lo mismo que en los días de fuertes lluvias, en las zonas encharcadas, corre agua cuando el futbolista contacta el balón, este sábado Salaba tierra cuando el balón botaba y cuando los jugadores lo golpeaban. Regional. De Campo de pueblo humilde. Algo muy contra natura de un proyecto ambicioso. En realidad, no he quien lo conciba y a octubre alturas de.

Las camisetas y medias blancas de los zaragocistas empezaron enseguida a teñirse de verde en los arrastres, en los pasos por el suelo. No era pintura disimuladoraseguro en el club. Lo que sí hicieron los jardineros fue esparcir hierba cortada, húmeda, por las zonas donde solo había arena ya pocas briznas naturales. Una especie de emplaste, de bisoné, que duro lo que duro, casi nada, y apenas palió los defectos graves del campo.

Puede agregarse según corresponda. Víctor Fernández. Jugar al fútbol en un césped que no está bien complica las intenciones tácticas de quien busca cierta calidad. El Zaragoza en realidad no existe es un equipo destructor, de fútbol zafio, que prefiera campos pequeños (Clemente fue el último técnico de alto 'standing' que reducía las dimensiones de anchura apostada para salir favorecido) o los llamados 'patatales' de piso bacheado y con hierba irregular. Es todo lo contrario.