El partido entre la Real Sociedad y el Atlético de Madrid, el último antes del parón de selecciones, podría explicarse con todas las metáforas arácnidas que existen. La ‘araña’ Julián Álvarez puso por delante a los rojiblancos en el Reale Arena cuando todavía no se había consumido un minuto de juego. A partir de ahí, Simeone trazó una telaraña que derribó Sucic con un misil que fue, precisamente, al lugar donde habitan estos artrópodos. Dos heridos de las malas noches europeas que consiguieron un empate envenenado. Con este nuevo tropiezo a domicilio, los rojiblancos se van al parón a siete del Barça y a tres del Real Madrid.
[–>No hay un modo más efectivo para sacudirse la presión que meter un gol en el primer minuto. Una ducha de agua caliente que sacude los escalofríos que provocó la derrota dolorosa contra el Benfica. Eso es lo que consiguió Julián Álvarez culminando una jugada magnífica cuando no se había transcurrido un minuto de partido. Suficiente para que Javi Galán afirmase que su asistencia en el derbi madrileño no fue una anécdota, a pesar de ser un jugador prácticamente residual para el ‘Cholo’ desde su llegada al Atlético en el verano de 2023.
El rápido gol de Julián y las intervenciones de Oblak
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Precisamente, se fue a la Real Sociedad en busca de sensaciones. Las logró, hasta que volvió a Madrid y se sintió, de nuevo, un jugador de última fila que no es, como demostró en el balón filtrado a la espalda de sus antiguos compañeros para buscar a Griezmann. El francés controló y la dejó de tacón para el delantero más letal del Atlético, quien la cruzó al segundo palo raso. Galán, sustituto del lesionado Llorente, no fue la principal novedad del once del ‘Cholo’.
Lenglet debutó como titular a la novena jornada y después de once partidos oficiales. Pablo Barrios, lesionado en el anterior parón, regresó para formar con Koke y Gallagher en el medio campo. Seguramente, la combinación más enérgica que puede alinear el argentino si De Paul no sale de su versión más indolente. No le dio el gol de Julián al Atlético un control autoritario del partido, pero tampoco perdió el sentido ante una Real Sociedad agobiada por la mala marcha liguera que no compensó en Europa League.
Los de Imanol Alguacil, ganador de una Copa del Rey inolvidable frente al Athletic, sufrieron una derrota contra el Anderlecht y sus aficionados tuvieron que aguantar la ira de los ultras belga. No hubo entradas el sector visitante en Anoeta, como ya sucedió el día que homenajearon a Aitor Zabaleta, aficionado ‘txuri-urdin’ asesinado a manos del Frente Atlético, pero sí hubo camisetas rojiblancas mezcladas con las locales. Reinó el fútbol, con el Atlético, al fin, ordenado en dos líneas muy marcadas y Oblak achicando las grietas que quisieron generar Kubo y compañía.
Error de Rodrigo de Paul, veneno de Sucic
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Frustró dos cabezazos de Zubimendi y Aguerd que pretendían ser la mejor respuesta al tanto de Julián Álvarez. La Real Sociedad parecía un equipo de balonmano, con un baile de derecha a izquierda intentando resquebrajar a un Atlético que llegó en ventaja al descanso. El mapa de calor de la Real Sociedad dejaba clara su intención de romper por el centro el entramado de un equipo rojiblanco que resistía bien por dentro. Que por fin el plan convencía a Simeone se plasmó en que no introdujo cambios rápidos en un 5-4-1 equilibrado que se desplegaba en un partido donde Díaz de Mera dejó jugar con un listón bajo.
Acabó teniendo un problema el colegiado en el 53, cuando Oyarzabal reclamó penalti tras un plantillazo de Giménez. Estaba demasiado acogotado el Atlético, aunque era capaz de salir con un par de pases bien trenzados que le permitían inquietar a una Real dinámica. En la batalla contra el cronómetro, los ‘colchoneros’ se movían mejor. Los cambios iban a determinar si Simeone se salía realmente con la suya en un partido de arduo trabajo mental.
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Sorloth y De Paul tenían la responsabilidad en un tejado por el que caminaba Zubimendi, sustituto de Rodri en la selección, como un gato que atrapaba todos los balones. Y como la profecía presagió, De Paul falló. Dio un taconazo a la nada en vez de buscar a Solorth. Robo de la Real Sociedad y gol del empate de la forma más difícil, con una parábola magnífica de Sucic que alojó el balón en un lugar de la escuadra imposible hasta para el mejor Oblak. Espoleados por la igualada, los donostiarras se volcaron contra un Atlético que solo pudo retener un punto.
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