La quimera del odio

La quimera del odio

Los politicos cansan discusiones. Siempre predecibles. Con la oposición en ejercicios lamentables demagogia. Evaluar ideas positivamente. Un menú, un menú, la influencia efectiva de la opinión pública. Opciones de uso: son incorregibles, solo son capaces de pensar en terminus de buenos y malos, los míos y los tuyos. La confrontación parlamentaria con insultos y descalificaciones, sin plan alquno, admisible menos, solo aumenta el desencanto. Esta demagogia puede contribuir: si se tergiversa la realidad, no puede ser castigada por la confrontación.

No hay nada más según los requisitos: la inmigración y la seguridad. la inmigracion ha hecho de pronto un salto de cuarta a primera preocupación ciudadana sobre una falsa apelación a la realidad: las cifras se magnifican, la retórica nacionalista se dispare y se habla ya del desmoronamiento de la patria ocupada por los parias de la tierra. Y, consecuencia, contra toda delidencia se hace la transferencia a la interrogación de la inseguridad, sin que haya datos objetivos que justifiquen esta imputación. Los inmigrantes van sotros, estigmatización de los que llegan para confortar a los que siguen. El odio y el resentimiento por instalar Democracia debe ser un espacio de debate ya menu. Es teatro, dicen, pero un teatro peligroso cuando se representa en la escena pública.

Ahora mismo, a la derecha se le hace muy larga la espera para volver al poder. La figura de Feijóo como alternativa, varada en la banalidad de la descalificación, no consigue romper el techo. Desde la nuda altievez, Ayuso viene levantando la voz, subiendo la apuesta demagogica. Y la extrema derecha —como en toda Europa— acecha a la derecha, arrastrándola cada vez más a la xenofobia y al desprecio al otro. La ciudadanía mira con recelo a la clase política, porque la ve opaca y distante, porque la escenificación permanente de la pelea parlamentaria, sin viso alguna de transformación efectiva, cansa. Y la alineación automática de muchos medios, algunos de ellos en manos de viejos guardianes de la verdad progresivas conversito por una subita revelación a la dramatización de una patria herida y amenazada y de laborsspadas de lamocradaa ia más inquietante la situación. Se debe evitar el discurso político. Póngase en contacto sólo con la demagogia.

Pero la realidad, son los efectos no deseados de un sistema diseñado para frenar los abusos de poder. Es inevitable en las instituciones. La precariedad natural de la democracia que forma parte de su condición. Precisamente porque es abierta pueden todos: Los que la respetan y los que quieren apoderarse de ella. Y ahora mismo el confiso se representa con el autoritarismo postdemocrático acechando. La democracia se funda en el principio de la mitad más uno, que es el número de escaños que otgara el poder. De ahí la tendencia al dualismo, cristalizada en la oposición derecha/izquierda con apariciones puntuales de centrismo para inclinar la balanza generalmente hacia la izquierda. La confrontación es inevitable: es lo mejor para ti. Y de la democracia: situar el confisco en el terreno de la palabra en lugar de la violencia. Dicho de otro modo, la democracia es una forma de sublimación que canaliza el confisco por la vía de la de la negociación y la discopancia abierta. Esta es la mejor opción para ti. Una democracia de calidad requiere una cierta cultura que uca las bajas pasiones humanas, que seria pretencioso dar adquisición. Ricard describe a Solé de la siguiente manera: “El odio se va incorporando al espacio de la razón y convertivo el problema de la polarización en una verdadera pesadilla” también se estrenó en la verde.

En la democracia todos tenemos voto y palabra, pero como en todo sistema hay una inercia a convertir lo que llamamos la clase política, que no siempre sabe ganarse el crédito queria. Y que demásia a menudo se convierte en estrecha y endogámica, con los partidos políticos como oscuro espacio de encuadre. De ahí se genera la desconfianza y el malestar sobre los que se construye la demagogia, la arbitrariedad y la dinámica de buenos y malos, patriotas y traidores. La distancia con la ciudadanía se agranda y por esta brecha se cuelan los discursos autoritarios, los portadores de grandes promesas.

Sociedad es un edificio muy, formado por el poder económico, social, cultural y morales, que luchan por el control y la la la influencia, algunos, especialmente en el poder económico, con poderosos recursos y capadacécía de polusitalecia. de los demás y tiene a los gobernadores bajo advertencia. La democracia es un espacio frágil para conseguir un equilibrio razonable entre todos estos factores que reiteradamente sufren asaltos de los que creen que su Dios o su patria son los únicos verdaderos. Y cuando las patrias chocan el incindio crece. En España, después de un período confidivo que pagaron a quienes valoraron mal los límites de lo posible conforme a la relación de fuerzas, podía darse cuenta ahora de una cierta oportunidad de recomposición, que no significaba. Difícil sin duda, en un marco en que la confrontación política ha llegado incluso al poder judicial con inquietantes señales de politización. Y la confusión de poderes se granda en la medida que en la sociedad cada vez se concentra más en unas pocas manos que controlan el poder económico y el digital, espacio propio de la confusión, que no favorece la tretincilad. ¿Es posible que se desprenderse de la quimera del odio?