Mientras Suecia reparte licencias para cazar al 20% de su población de osos pardos, en Austria el populismo ultraderechista clama por “liberalizar” las rígidas medidas europeas contra la caza del lobo. Para el FPÖ austríaco, el partido ultraderechista que según los sondeos se convertirá en primera fuerza en las elecciones nacionales de septiembre, la prohibición en la UE de abatir a los lobos refleja la “arrogancia” de Bruselas frente a los intereses de campesinos, ganaderos y resto de la población del ámbito rural o los suburbios urbanos, que sufren los estragos que causan estos animales. En sentido parecido se han pronunciado las autoridades de Países Bajos, tras denuncias de los vecinos de Utrecht que aseguran merodea un lobo por una zona forestal. Mientras, organizaciones medioambientalistas ponen el grito en el cielo y recuerdan que la población de lobos, como la de osos, estaba en peligro hace apenas unos años. Solo las medidas estrictas a escala europea contra su caza generalizada han evitado su extinción, recuerda la Fundación para la Defensa de la Fauna de Países Bajos.
Las alertas de las oenegés defensoras de la naturaleza saltan semana a semana. En el caso sueco, coincidieron con la apertura de la veda de la caza, que contempla abatir 486 osos pardos. La temporada se inició el miércoles y se extenderá hasta el 15 de octubre. La cifra final de ejemplares muertos será previsiblemente mayor, ya que se mantiene también la posibilidad de disparar contra otros ejemplares si se demuestra que uno de estos animales supone una amenaza para animales de granja, tras reiterados ataques.
De alcanzarse para el fin de la temporada la cifra prevista, la población de osos pardos en el país escandinavo se habrá reducido a unos 2.000 ejemplares. Esto significa una caída de la reserva de animales vivos del 40% respecto a 2008, cuando tras años de trabajar para su recuperación se alcanzó el objetivo de los 3.300 ejemplares vivos en la naturaleza. Fue un camino difícil, emprendido por la determinación de las organizaciones medioambientales como Wide Fund for Nature (WWF) y sucesivos gobiernos nacionales, después de que en la década de 1920 se detuviera su caza indiscriminada ante el peligro de su completa desaparición.
En los últimos cinco años, las licencias para la caza del oso han ido en aumento, hasta situarse sobre las 700 en 2023. Este alto número de permisos no está avalado por el peligro de sobrepoblación de estos plantígrados en Suecia, como sí ocurre en Rumanía, donde su Parlamento aprobó recientemente el sacrificio de 450 ejemplares por considerar que su alto número en bosques y hasta en suburbios de ciudades medianas era un peligro para las personas.
El tradicionalista voto del cazador
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En Austria, donde hace unos años se temía por la desaparición de sus lobos, la cuestión de su caza ha entrado en el ámbito político, ante los comicios del próximo 29 de septiembre. El FPÖ, partido ultraderechista que en el pasado formó parte de sucesivos gobiernos, podría ahora incluso liderar el siguiente, si logra sumar aliados. Los pronósticos le sitúan entre el 29% y el 30%. Es decir, unos cuatro puntos por encima de conservadores y socialdemócratas. Actualmente gobierna el país una coalición entre conservadores y verdes bajo el canciller Karl Nehammer.
Este partido, integrado en el grupo de los Patriotas Europeos del húngaro Viktor Orbán, tiene desde tiempos de su fundador, Jörg Haider, uno de sus bastiones en la región de Carintia, Kärnten en austríaco. Es una región de tradición cazadora, donde las restricciones europeas a la caza del lobo se consideran una intromisión del aparato burócrata de Bruselas.
El programa electoral del FPÖ se basa en el principio de que Austria no debe ser “el receptor de órdenes” procedentes de la UE o de sus tribunales, sea en materia migratoria o cualquier otro ámbito que afecta lo que considera su “soberanía nacional”. Varias regiones austriacas vienen defendiendo regulaciones específicas para la autorización de lanzar disparos de advertencia cuando un lobo se acerca a menos de 100 metros de una población o cruza la valla de una granja. Se autoriza asimismo a disparar a matar si el animal da muestras de querer atacar o de comportamiento agresivo. Son situaciones difícilmente verificables a posteriori, ya que finalmente lo que vale es el testimonio del cazador o sus acompañantes.
De arrogancia fue calificada por el FPÖ la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE), advirtiendo de que existe una prohibición generalizada de la caza del lobo y que solo pueden abatirse estos animales bajo muy estrictas condiciones. La corte, con sede en Luxemburgo, recordó asimismo que la UE ha suscrito el Convenio de Berna, que califica al lobo de especie protegida.
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El TJUE se ha pronunciado reiteradamente estos meses en contra de la caza generalizada del lobo, tanto en Austria como en España, y recordado que debe fortalecerse la protección de esa especie. En el caso español, la decisión seguía a una ley de Castilla y León que permitía la caza del lobo ibérico, lo que según la corte europea viola el derecho del bloque comunitario.
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