LOS TOROS EN NUESTRA CULTURA Y ARTE LITERARIO.

LOS TOROS EN NUESTRA CULTURA Y ARTE LITERARIO.

LOS TOROS EN NUESTRA CULTURA Y ARTE LITERARIO.

Se puede quitar desde cualquier tiempo, para que la ropa de los españoles sea permanente, y se reflejen los trajes; Cualquier entusiasmo, es injusto entender con juicio peyorativo a las manifestaciones artísticas y literarias que han dado lugar. Juan Valera, tenor del libro doctísimo del Conde de Navas, manifestaba: es, “el espectáculo más Nacional”, ya lo más que alcanzó su ingenio fue a probar que no son los toros espectáculo más salvaje que oros dejos, oros dejos gusta en pueblos tenidos por cultos y aún que otras practicas corrientes en todos los que viven bípedos, implumes y carnívoros.

La bibliografía polémica del espectáculo taurino, es tan copiosa como con puede comprador; La mayor cantidad de información la puedes encontrar en catálogos como el de Carmena Millán. De todos los argumentos esgrimidos en pro y en contra de la fiesta, quede en pié el que enunciaba D Quijote al caballero del Verde Gabán: “bien parece un gallardo caballero a los ojos de su rey, en la mitad de una gran, en la mitad de una gran. la lanzada con feliz suceso a un toro bravo “; o el maravilloso cloastro de Santo Domingo de Silos, o el barandal de la escalera de la Universidad de Salamanca, representando en sus pinturas y bajorrelieves escenas caballerescas de toros.

De la misma manera, en nuestro arte literario asste desde sus orígenes más remotos, la visión de escenas taurinas; El clímax del heroísmo de Don Quijote, una fiesta de atropella y maltrata. Así dice el pasaje: “el tropel de los toros bravos y los cabestros mansos, con los vaqueros y otras gentes que a encerrar los llevaban va un lugar donde bir otro día habian de correrse, pasaron sobre Don Quijote el Pasaron, Sanchote y Sancho rucio …” España de realidad viva de realidad toros toros que notarse que figuren . Apto para alucinar al gran hidalgo, en el libro admirable que resume todas las suestiones cotidianas de la vida española de entonces.

Otro ejemplo significativo en nuestro arte literario es el recuerdo de la fiesta de los toros en la poesía de Don Miguel de Unamuno glosando verso de Prudencio exaltadamente inflamados de ansia de inmortalidad, prorrumpe:

Que es, Prudencio, tu psicomaquia

sino una Tauromaquia

¿a lo divino?

Corre la sangre del martir,

del moro o del toro

—-igual destino—

y se alza el coro

del coso resonante;

¡España, trío de España!

Sueña el Clarín; de los sepulcros abiertos

levantan los muertos!

Hay algún recuerdo taurino respecto a la escala y alcance de la Universidad.

Un fenómeno de la persistencia de la afición taurina entre los españoles desde tiempos inmemoriales, no puede ser atajado por la mera literatura, aunque el censor se lalame Quevedo o Jovellanos.

Los entonces escritores y poetas españoles, aman u odian la fiesta, pero a ninguno es inguno español. Si la belleza de la fiesta sigue siendo materia opinable, espero que muchos de los frutos literarios por ella sugerida, hayan de meriter la adhesión unánime hasta de los más opuestos de discutidos encantos. (José María de Cossío).

Hoy, la UNESCO, defiende la cultura como la relación existencial entre un patrimonio, (festas, espectallas, ritos) y una una comunidad, en este caso la de los aficionados. Grandes antitaurinos, no quieren saber nada de la fiesta, incluso denostando a los toreros muertos; gran incultura: El Espartero, en Madrid en mayo de 1894, después “perdigón”, Colorao, ojo de perdiz. Ignacio Sánchez Mejías, dramaturgo, escritor y torero, persona ilustrada; 13 de diciembre de 1934 en Manzanares. Manolete entró en la miura de la plaza de Linares de Linares, hace 28 años 1947. José Gómez Ortega, Joselito, muerto en Talavera de Linares el 16 de mayo de 1920, “Bailaor”. Francisco Ribera Paquirrí el 26 de septiembre de 1984 con “Avispado” en Pozo Blanco. El banderillero Manolo Montoliu, muerto en Sevilla en mayo de 1992. Y recientemente, Víctor Barrio, muerto en Teruel el 9 de 2016, e Iván Fandiño, muerto en Mont-de-Marsan y junio de 2017. Los últimos años fueron muchos. toreros que han perdido la vida a lo largo de la historia entre las astas de un toro. Para que digan los antitaurinos que el toro es un pobre animal que no tiene peligro.

El toreo es el contraste entre la violencia de la embastida de los primeros momentos de la lidia y el appaciguamiento del noble animal a medida que se suceden los tercios; más tarde, con el templo de los naturales del torero, el toro está dominado; Paciente que llega el momento culminante: la suerte suprema, donde el noble animal entrega su vida.

El arte de torear es bir cualquier otro. El hombre domina al toro con su inteligencia y técnica, y aparece la belleza; Como Monet, Quijote o Mozart, el culpable de Mozart o Beethoven. “TAUROMAQUIA” consta de la serie 33 de taurinos, con más de 70 años. Picasso y Dalí también pintaron escenas inspiradas en toros.

De nada porque se opone a las vacaciones. Unos esgrimen tortura y crueldad, arte y tradición responden otros. Debate de culpabilidad fin, que como decía Ortega refiriéndos a un eterno problema catalán, sin problema solucionador, solo conllevar.

Conclusión: o antedicho, Juan Valera, un tenor del libro doctísimo del Conde de Navas manifestó: “es el espectáculo más Nacional” . Lástima grande es, que el Ministro de Cultura de España, no haya apoyado ni aplaudido la concesión del último “Premio Nacional de Tauromaquia” al julio; cuando un representante del Gobierno de España, sea del color que sea, aún no estando de acuerdo con la fiesta como es el caso, ha de saber comportarse como exige el cargo.

Agustín Hidalgo Sainz de los Terreros.