Asoma la Copa Davis en el horizonte con el gran aliciente de ver por última vez en acción a Rafael Nadal antes de su retirada. Pero antes, como de tapadillo, el tenista balear volverá a empuñar una raqueta. Los hará con la celebración a partir de este miércoles (jueves en el caso de Nadal) del nuevo Six Kings Slam, ese torneo de exhibición que ha emergido en el calendario como todo lo que hace Arabia Saudí: tirando de su casi infinita chequera.
El ganador de 22 grandes, que lleva sin jugar un partido oficial desde agosto, en los Juegos Olímpicos de París, reaparecerá en Riad en un torneo que no forma parte del calendario ATP y que organiza el país del que, además, es embajador. Enmarcado en la popular Riyadh Season, las fiestas de la ciudad que empezaron justamente el pasado fin de semana, Nadal compartirá escena junto a Novak Djokovic, Carlos Alcaraz, Jannilk Sinner, Daniil Medvedev y Holger Rune.
Pero… ¿qué lleva a todas estas estrellas del tenis a meter una exhbición y un desplazamiento de miles de kilómetros en medio del ya de por sí apretado calendario? La respuesta es sencilla, y de hecho, Arabia Saudí se vanagloria de ella. Ni que fuera novedad, el pàís del golfo pérsico ha vuelto a tirar de los petrodólares para atraer a los mejores tenistas del mundo a jugar en su suelo. Y lo ha conseguido, algo que tampco sorprende.
El mayor premio del tenis
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Solo por estar, cada uno de los seis participantes se embolsará, haga lo que haga, 1,5 millones. Y el que gane, se llevará además 6 millones. Cifras que suponen un paso más en la estrategia saudí de ingresar al circuito mundial del tenis, al rivalizar en términos de prestigio, pero sobre todo de remuneración, con los torneos más importantes del mundo, los Grand Slam. De hecho, los supera.
Detrás, como en todo, esta Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí, el mismo que creó reciente el ultramillonario circuito LIV de Golf y que también es dueño del Newcastle United. Ese que lleva tiempo intentando meter la cabeza en el tenis (es ya patrocinador oficial del ranking ATP), y va ganando terreno poco a poco.
Primero fue la Copa de Maestras, el torneo que reúne a las ocho mejores raquetas del circuito femenino y que el país de Oriente Medio organizará durante el próximo trienio a partir de esta temporada con una bolsa de premios récord de 14 millones de euros. Después, el fichaje de Nadal como embajador, antesala de su gran pretensión: organizar un torneo de Masters 1.000 en su territorio.
El juguete de Turki Al Sheikh
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Mientras tanto, tendrá que conformarse con reunir a las que seguramente son las seis mejores raquetas del mundo, que no es poco. Turki Al Sheikh, conocido en España por ser el propietario del Almería desde 2019, es el ministro de entretenimiento del país y gran valedor del evento.
Aunque no las verán mucho. Nadal y Djokovic, cabezas de serie, jugarán como mucho dos partidos. Y el resto, en el mejor de los casos, tres. Poco pero sufieciente para demostrar el poderío del país y mostrar al mundo su versión más vendible.
El torneo se disputará en un formato reducido, con solo seis partidos en total: dos de cuartos de final, dos de semifinales, un partido por el tercer puesto y la gran final. Comenzará el 16 de octubre (18.30; DAZN) con los duelos entre Sinner y Medvedev, y Alcaraz y Rune. Los ganadores de estos duelos avanzarán a las semifinales, que se jugarán el jueves.
Postergado por Nadal
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En las semifinales, entrarán en liza Djokovic y Nadal, enfrentándose a los vencedores de los cuartos de final. El serbio se medirá al ganador del partido entre Medvedev y Sinner, mientras que el manacorí se enfrentará al vencedor del Alcaraz-Rune, lo que podría dar lugar a un último choque entre las dos grandes figuras históricas del tenis español. Y la final, al contrario de lo que podría esperarse, no se jugará el viernes.
La competición tendrá un día de descanso para evitar la multa de la ATP que prohíbe exhibiciones en tres días consecutivos. Todo el evento se jugará en un pabellón que ha sido construido exclusivamente para la ocasión. Bautizado con el nombre de The Venue, tiene capacidad para 8.000 personas y todas las localidades se vendieron en horas. Para la primera fecha, y luego para la definitiva.
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Porque hay que recordar que el evento, de hecho, se iba a celebrar en febrero, a la vuelta de los jugadores del Open de Australia, pero que tuvo que cambiar de fechas por la lesión muscular de Nadal en Brisbane. Para los mandamases de Arabia, su presencia era clave y por ello removieron Roma con Santiago para tenerle. Y el resto, a la vista del montante, tampoco tuvo mucha queja.
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